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LA ORDEN MILITAR DE SANTIAGO EN PORTUGAL

LA ORDEN MILITAR DE SANTIAGO EN PORTUGAL

LA ORDEN MILITAR DE SANTIAGO EN PORTUGAL

Es bien sabido que la Orden Militar de Santiago fue una orden religiosa de carácter militar, surgida durante el siglo XII en el Reino de León, cuyo objetivo inicial fue el de proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y expulsar a los musulmanes que ocupaban la Península Ibérica desde el siglo VII. Los primeros trece caballeros recibieron la misión de defender la plaza de Cáceres el 29 de julio de 1170, mientras que contemporáneamente los canónigos regulares de la Orden de San Agustín proveían a la guarda y defensa de los peregrinos que hacían el camino a Santiago de Compostela para venerar la tumba del Apóstol, edificando para ellos albergues y hospitales. Solo algún tiempo después, mediante la bula pontificia de 5 de julio de 1175, ambos grupos se fusionaron, dando origen a la Orden Militar de Santiago, con sede en San Marcos de León.

Por entonces la Orden ya estaba presente en el Reino de Castilla -con sede en Uclés-, pero también se extendió a los vecinos reinos de Portugal, Aragón y Francia, al de Inglaterra, al norte de Italia, al reino de Sicilia, e incluso hasta Antioquía.

Reunidos los reinos de Castilla y de León desde 1230, la Orden fijó su sede principal en Uclés. Durante la Edad Media, los caballeros santiaguistas estuvieron presentes en todas las acciones guerreras de la Reconquista: toma de Cuenca, batallas de Alarcos, de las Navas de Tolosa, conquistas de Jerez de la Frontera, Úbeda, Córdoba, y Sevilla, batalla de Tentudía, conquista de Algeciras y Gibraltar, etcétera, y por fin las guerras de Granada. Y sus territorios se extendieron principalmente por Castilla la Nueva, La Mancha, Extremadura y Andalucía. A esta Orden llegaron a pertenecer así, en las actuales provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Madrid, Guadalajara, Jaén y Murcia, 3 encomiendas mayores, 83 encomiendas, 2 ciudades, 178 villas y aldeas, 200 parroquias, 5 hospitales, 5 conventos y un colegio mayor de la Universidad de Salamanca. Los caballeros eran entonces unos 400 y se podían reunir más de 1000 lanzas. Tenían posesiones en Portugal, Francia, Italia, Hungría, e incluso en Palestina.

 

Una escena de la Orden en las Cantigas alfonsíes
Una escena de la Orden en las Cantigas alfonsíes

Desde finales del siglo XV, la Orden intervino en las luchas civiles castellanas, y por eso quiso la Corona controlar el poder de la Orden, orientando la elección de sus Maestres. Por fin, tras la muerte del Maestre don Alonso de Cárdenas en 1493, los Reyes Católicos incorporaron el Maestrazgo de la Orden a la Corona de España, lográndose en 1523 una bula del Papa Adriano VI por la que quedó unido perpetuamente a ella.

Durante los siglos XVI al XIX, la Orden de Santiago mantuvo el señorío sobre todos sus territorios, bienes y rentas, y concluidas sus actividades militares, la Corona utilizó la Orden y las rentas de sus ricas encomiendas como un instrumento de su política, haciendo merced de su preciado hábito caballeresco como premio a la nobleza hispánica más señalada por sus sangre y por sus servicios. El número de sus caballeros llegó a alcanzar en algunos momentos aproximadamente el de setecientos.

El cambio hacia el sistema constitucional, acaecido en España a partir de 1812, pero sobre todo después de 1836, supuso el declive económico de la Orden, que vio sus bienes secularizados y desamortizados, quedando solo algunos vestigios de su antiguo poderío. La Orden pasó a ser un mero ornato cortesano y palatino, aunque conservó su gran prestigio social y nobiliario, siempre al amparo de la Corona de España, cuyos monarcas se preciaron de lucir su insignia constantemente. Pero, aunque se salvo de la disolución republicana de 1873 y fue restaurada en 1875, todo acabó con el golpe de estado republicano que puso fin a la Monarquía alfonsina en abril de 1931, ya que el Gobierno Provisional decidió inmediatamente su abolición y extinción, lo que se llevó inmediatamente a efecto. Desde entonces, la antigua Orden Militar de Santiago ya no existe en España, aunque algunas asociaciones privadas de reciente creación -no menos de tres o cuatro- busquen por todos los medios hacerse con su prestigiosa herencia histórica: por ahora, ninguna de ellas lo ha logrado, aunque sus asociados hagan un uso indebido de sus insignias y usurpen hasta sus antiguos hábitos de ceremonia.

 

 

Principales territorios santiaguistas en la Península Ibérica
Principales territorios santiaguistas en la Península Ibérica

Pero volvamos a Portugal, donde ya he dicho que la Orden tuvo una presencia temprana. Aunque algunos documentos sugieren la presencia de los caballeros desde tiempo antes, el hecho es que Abrantes, su primera encomienda portuguesa, data del reinado de Don Alfonso Enríquez, ya en 1172. Desde entonces ya tuvo casas en Lisboa -el Monasterio de Santos-o-Velho-, y la posterior reconquista del Algarbe le procuró grandes territorios, señoríos y rentas, administrados en la sólita forma de encomiendas e iglesias: Mértola, Aljezur, Aljustrel, Castro verde, Garvâo, Messejana, Ourique, Palmela, Sesimbra, Alvaria Ruiva, Samora Correia, Cabrela, Canha, Chouparia, Almodôvar, Cacela, Montel, Mouguelas, Almada, Casével, Arrábida, Alvalade, Cercal, Ortalagoa, Represa, Aldeia Rica, Borariça, Elvas y Podente, enre las principales. La Orden fijó sucesivamente sus sedes en Alcácer-do-Sal, después en la villa de Mértola, y por fin desde 1482 en el castillo de Palmela, cerca de Lisboa.

Los caballeros portugueses continuaron prestando obediencia al Maestre castellano hasta 1288, cuando reinando en Portugal Don Dinis I, el Papa Nicolás IV los eximió de tal obediencia, y permitió la elección de un Maestre portugués. Pero las protestas de la Orden dieron lugar a controversias y a decisiones papales contradictorias, hasta que finalmente en 1452 el Papa Nicolás V zanjó la cuestión definitivamente en favor de la autonomía de la rama portuguesa de la Orden. No obstante, los caballeros portugueses continuaron asistiendo a los capítulos generales celebrados en Uclés.

 

Edición portuguesa e la Regla santiaguista
Edición portuguesa e la Regla santiaguista, 1644

El devenir histórico de la Orden en Portugal -donde no fue la primera de las Órdenes Militares, sino la tercera en riqueza y prestigio, tras las de Cristo y Avis-, fue muy semejante al que tuvo en Castilla y León: desde el siglo XV su Maestrazgo fue atribuido a Infantes portugueses, y a partir de 1551, mediante bula pontifica, ese Maestrazgo fue unido perpetuamente a la Corona de Portugal. Por lo demás, como en Castilla, los santiaguistas portugueses continuaron en el goce de sus territorios, bienes y rentas, y los hábitos de la Orden fueron distribuidos entre los servidores, criados y fidalgos de la Real Casa y del Estado -cuyos procesos de pruebas se conservan en los Archivos Nacionales de la Torre do Tombo-.

Hasta que, por ley de 19 de junio de 1789, la Reina Doña María I, habiendo obtenido bula pontificia, secularizó la Orden Militar de Santiago, que pasó a ser una condecoración de Estado cuyas insignias -junto a las de Cristo y Avís- ostentarían cotidianamente los soberanos de Portugal. Dio la encomienda mayor al Príncipe Heredero, y creó los grados de gran cruz (tres solamente sin contar a los Infantes, distinguidos con placa y banda roja), comendador (con placa) y caballero (con la cruz venera tradicional y cinta roja); reservó los hábitos de la Orden a los magistrados y funcionarios; y timbró las insignias con el emblema del Sagrado Corazón de Jesús. En 1796, para evitar confusión con la preeminente Orden de Cristo, se modificó el color rojo de las bandas y cintas de la de Santiago, que pasó a ser violeta. Y, además, se conformó la llamada Banda das Tres Ordens, que siempre lucieron los sucesivos monarcas portugueses, y después los presidentes republicanos.

 

Venera rica de la Banda das Tres Ordens
Venera rica de la Banda das Tres Ordens, con la cruz santiaguista junto a las de Cristo y Avis

 

En la siguiente centuria, la Orden vio desamortizados, como en España, sus territorios y bienes. Y en el año de 1862, el Rey Don Luis I, que sentía gran afición a ella, reformó de nuevo la Orden Militar de Santiago, que pasó a denominarse Antiga, Nobilissima e Esclarecida Ordem de Sâo Tiago do mérito scientifico, literario e artistico, pues quedó desde entonces reservada para premiar méritos y servicios en el campo de las Letras, las Artes y las Ciencias, tanto en la Enseñanza Pública como en obras escritas o de arte. Se reformaron además los grados y el número de concesiones: gran cruz (8), comendador (30), oficial (50), y caballero (70); permitiéndose la concesión a extranjeros, en número reducido. Se añadió el lema Ciencias Letras e Artes alrededor de las cruces; se creó la insignia del collar para todos los grados. Se conservó el uso de los hábitos o mantos -usados hasta por los mismos reyes-, y las solemnidades de la investidura.

 

El Rey Dom Manuel II con la capa civil de la Orden Militar de Santiago
El Rey Dom Manuel II con la capa civil de la Orden Militar de Santiago (hacia 1909)

El advenimiento de la República Portuguesa el 5 de octubre de 1910 supuso en un primer momento la abolición de todas las antiguas Órdenes, incluida esta de Santiago. Pero ya en 1º de diciembre de 1918 la Orden fue restaurada por el Presidente Sidonio Pais tal y como existía ocho años antes. Después su regulación ha sufrido leves modificaciones, tal la creación en 1962 del grado de gran collar, destinado a los jefes de Estado extranjeros.

 

Colar de Gra Cruz

Notemos que entre los agraciados con ese gran collar de la Orden Militar de Santiago de la Espada figuran hoy buena parte de los monarcas europeos: la Reina Isabel II de Inglaterra (1979), la Reina Margarita II de Dinamarca (1992)m el Emperador Akihito del Japón (1993), el Rey Carlos XVI Gustavo de Suecia (2008), el Rey Harald V de Noruega (2008), el Gran Duque Enrique de Luxemburgo (2010), y el Príncipe Gran Maestre de la Soberana Orden de Malta (2010). Y por supuesto, en la Orden de Santiago figuran los grandes nombres de la Cultura portuguesa, como José Saramago, Premio Nobel de Literatura, pero también otros conspicuos escritores, profesores, pintores, actores, músicos, cineastas y artistas en general, y también algunos deportistas de renombre internacional. E incluso importantes instituciones culturales, como la Academia de Ciencias, la Universidad de Coimbra o la Academia Portuguesa de la Historia. Según el último Anuario de las Órdenes Militares portuguesas (2007), integraban esta Orden Militar 49 grandes cruces, 129 grandes oficiales, 88 comendadores, 31 oficiales y 15 caballeros, a más de 17 instituciones (sin contar entre todos ellos a los condecorados extranjeros). En fin: es una Orden muy distinguida y muy honrosa, la única santiaguista históricamente respetable, y la verdad es que no deja de llamar la atención que de ella y de sus santiaguistas todo se ignore en España, a pesar de tanto camino y tanto xacobeo.

 

El Presidente Ramalho Eanes y la Reina Isabel II
El Presidente Ramalho Eanes y la Reina Isabel II con las insignias de la Orden Militar de Santiago en 1985

Entre los 133 santiaguistas españoles del último siglo, hallamos a S.M., al Infante Don Carlos de Borbón (1930) y al anterior Duque de Alba de Tormes (1930); a los tres hermanos Nicolás, Francisco y Ramón Franco Bahamonde; a varios ministros alfonsinos, republicanos, franquistas y juancarlistas (desde Eduardo Dato hasta Manuel Fraga Iribarne), y a una porción de escritores y artistas (Ramón Gómez de la Serna, Dámaso Alonso, Camilo José Cela, Gonzalo Torrente Ballester, Fernando Álvarez de Sotomayor, Mariano Benlliure, Jesús Guridi, Alfredo Kraus, Antonio Tápies), científicos (Odón de Buen, José Marvá, Blas Cabrera, Leonardo de Torres Quevedo), catedráticos (Elías Tormo, José María Albareda, Esteban Madruga, Emilio Sáez).

 

La Reina Doña Sofía con el collar
La Reina Doña Sofía con el collar, placa y banda de la Orden Militar de Santiago

Actualmente, tan solo siete españoles formamos parte de esta elitista y cultural Orden Militar de Santiago de la Espada: S.M. el Rey Don Juan Carlos I, gran collar (1978); S.M. la Reina Doña Sofía, gran cruz (1996); los grandes oficiales Fernando Morán y Manuel Castells; y los comendadores profesores José Carro Otero, Vicente Cervera Todolí y Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta. Y además, a título colectivo, el Orfeón Donostiarra (1946).

 

El Presidente Anibal Cavaco Silva
El Presidente Anibal Cavaco Silva con la Banda das Tres Ordens

Resumiendo, que ya va siendo hora. La antigua Orden Militar de Santiago de la Espada, aquella fundada en León hacia 1170, fue extinguida en España el 29 de abril de 1931, y desde entonces no existe ni ha dejado entidades sucesoras ni causahabientes -aunque pretendan serlo algunas asociaciones privadas de creación reciente-. Pero la Ordem Militar de Santiago da Espada, la de verdad porque es la única que hoy pervive en todo el mundo como heredera legítima de la fundada en León allá por el 1170, hace más de nueve siglos, y que se estableció en Portugal desde 1172, continúa existiendo en el vecino país, donde es una Orden de Estado de la República Portuguesa, dedicada a distinguir y a premiar los méritos y servicios en el ámbito cultural, docente y deportivo. Y su insignia continúa siendo la famosa cruz-espada roja -el llamado lagarto santiaguista-, lucida en forma de collar, de placa o de simple venera.

 

Insignias de Comendador de la Orden Militar de Santiago de la Espada
Insignias de Comendador de la Orden Militar de Santiago de la Espada

Y por eso las lucimos oportunamente Su Majestad el Rey Don Juan Carlos y Su Majestad la Reina Doña Sofía, mis Señores, que Dios nos guarde, y este servidor del lector.