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Crónica romana de la Orden Constantiniana

Crónica romana de la Orden Constantiniana

Por el Dott. Aldo della Quaglia

   Como es conocido del público, poco antes del pasado verano, S.A.R. el Príncipe Don Carlo María de Borbón de las Dos Sicilias, Duque de Castro y Jefe de la Real Casa de Borbón de las Dos Sicilias, como Gran Maestre de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge (Sacro Militare Ordine Costantiniano di San Giorgio), ha renovado completamente el gobierno de la Orden, designando Gran Prefecto al S.E. el Embajador Don Augusto Ruffo di Calabria, de los Príncipes de Scilla, bailío gran cruz de justicia; Gran Inquisidor a S.E. Don Fabrizio Colonna, de los Príncipes de Paliano, gran cruz de justicia; Gran Canciller a S.A.R. la Princesa doña Beatrice di Borbone delle Due Sicilie, dama gran cruz de justicia; y Gran tesorero a S.E. Claudio Montini, notario, gran cruz de mérito. Y confirmando como Gran Prior a Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Renato Raffaele Martino, bailío gran cruz de justicia condecorado con el collar.

Con motivo de esta importante renovación, el Gran Maestre ha convocado en Roma, en los días 12 al 14 de septiembre, un encuento intercolegial, al que han concurrido noventa personas, entre las que se cuentan los oficiales de la Real Casa y miembros de la Real Deputazione y de otros órganos corporativos y de las demás Órdenes Reales de la Casa, a más de los delegados y vicedelegados territoriales constantinianos. Por parte española acudieron el delegado, Excmo. Señor D. Bruno Gómez-Acebo y de Borbón, primo hermano de S.M. el Rey Don Felipe VI, y el antiguo delegado Excmo. Señor Vizconde de Ayala y Marqués de la Floresta, Duque de Ostuni en Nápoles -ambos son caballeros gran cruz de justicia de la Orden-.

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El encuentro se inició con una espléndida cena ofrecida el viernes 12 a todos los convocados por SS.AA.RR. en el prestigioso y elegantísimo Circolo della Caccia.
A primera hora de la mañana del sábado 13 de septiembre dieron comienzo los trabajos corporativos en los salones del acuartelamiento Pío IX -que data de los lejanos días días del Papa-Rey-, en el Castro Pretorio. Allí tuvo lugar el inicio de la reunión, con la invocación al Espíritu Santo por parte del Cardenal Martino.

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S.A.R. abrió la sesión con un medido discurso en el que expresó de entrada que el acuerdo firmado con sus primos españoles es privado y familiar, y no afecta en modo alguno a la Jefatura de la Real Casa de las Dos Sicilias, ni al Gran Magisterio Constantiniano, dignidades ambas que actualmente corresponden a Su Persona. Seguidamente, presentó a cada uno de los cuatro nuevos grandes oficiales de la Orden, y puso de manifiesto los cambios que se propone acometer para el mejor funcionamiento de la Orden: su preferente dedicación asistencial, mediante la campaña El hambre de nuestro vecino (La fame del nostro vicino); y la mejora y centralización de las comunicaciones de la Orden (mediante su página web, la publicación anual de las Cronache Costantiniane, y la difusión periódica del Newsletter).

Seguidamente fueron tomando sucesivamente la palabra los dichos cuatro grandes oficiales. El príncipe Ruffo di Calabria, gran prefecto, explicó las nuevas orientaciones asistenciales de la Orden Constantiniana, y sus propósitos para organizar capítulos en Nápoles y en Asís, a más de un encuentro intercolegial como este, cada año. S.A.R. la Princesa Beatrice, gran canciller, se refirió al servicio que han de prestar los delegados, al perfil de los candidatos al ingreso en la Orden, y a la campaña asistencial antes aludida. El príncipe Colonna, gran inquisidor, habló de los principios y valores que caracterizan a la Orden Constantiniana (cristiandad, militancia católica, defensa de la Fe, deberes asistenciales) y de la necesaria ejemplaridad de todos los caballeros. Por último, el notario Montini, gran tesorero, explicó que la sede romana de la Cancillería se trasladará a unos locales mayores y más adecuados; que las delegaciones habrán de constituirse en asociaciones legales, y dotarse de una cuenta bancaria; que las cuentas y presupuestos de ingresos y gastos serán anuales, y tanto preventivos como finales; y que en adelante la obligatoridad del abono regular de las cuotas anuales será estricta, por entenderse que si no se abonan no se participa realmente en las tareas de la Orden, y por ende puede reconsiderarse la permanencia del caballero o dama.

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En sucesivas intervenciones cruzadas, los grandes oficiales explicaron por menor las nuevas pautas de funcionamiento corporativo.

Seguidamente, fueron tomando la palabra los delegados territoriales de la Orden Constantiniana, explicando sus actividades y sus impresiones respecto de las propuestas que se habían planteado, y proponiendo en su caso nuevas iniciativas. El debate fue largo, intenso y enriquecedor, siendo moderado con acierto y precisión tanto por S.A.R. como por el Gran Prefecto. Recordemos, entre las intervenciones más brillantes y oportunas, la del príncipe Rúspoli y la de Anthony Bailey, delegado del Reino Unido e Irlanda.

Concluidos los trabajos a media tarde, S.A.R. el Duque de Castro procedió a cerrar la sesión, rezando de nuevo los presentes una oración dirigida por Su Eminencia el Gran Prior, Cardenal Martino.

 

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Seguidamente, SS.AA.RR. y demás asistentes se trasladaron al Palacio Colonna, donde visitaron la espléndida pinacoteca y los no menos espléndidos salones -dignos de un palacio real-, participando allí mismo en una memorable cena.

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En la mañana del domingo 14 de septiembre, en la Basílica dei Santi Apostoli, se celebró un solemne capítulo: misa solemne, en latín y cantada, presidida por Su Eminencia el Gran Prior, Cardenal Martino. A ella asistieron SS.AA.RR. Carlo Maria y Camilla, Duques de Castro, con sus hijas las bellísimas y simpáticas Princesitas María Carolina y María Chiara, y dos centenares de caballeros y damas, todos revestidos de los mantellos ceremoniales e insignias. Tras la misa mayor, y ya disuelto el capítulo, SS.AA.RR. saludaron y departieron con los asistentes en uno de los claustros de la basílica, fotografiándose con ellos. Así concluyó este importante encuentro romano de la Sacra y Militar Orden Constantinana, del que tantos buenos frutos cabe esperar. Laus Deo.