Creo recordar que fue en el otoño de 1984 cuando tuve la fortuna de encontrar, en el mar sin fondo de la colección Salazar y Castro, que hoy se conserva en la Real Academia de la Historia, un documento que me pareció sumamente interesante. Se trata de una relación formada por el innominado piloto que gobernó uno de los galeones que anualmente se dirigían desde Acapulco hasta Manila, en la cual aquel oficial fue anotando meticulosamente las coordenadas de su singladura, y las observaciones que periódicamente hizo de la desviación de la aguja. Porque, y esto fue lo que sin duda me llamó la atención, declaraba al principio que antes de partir fijó tres agujas de marear por el orden y secreto que me dio Luiz de Fonseca por mandado de Su Magestad.
Y toqué otra para que mostrase la longitud del este a oeste por sus reglas…, llevando dos instrumentos para el efeto dicho, quera de marcar el aguja y ver si era fixa y comparar la de la longitud para por su bariaçión conocella. Destinado yo entonces en el Estado Mayor de la Armada, y ocupando el mismo despacho en el Arma Aérea que el entonces capitán de fragata don Juan Génova Sotil, destacado investigador de las navegaciones españolas por el Pacífico, excuso decir que me faltó tiempo para comunicarle mi hallazgo, que desde luego juzgó de interés y aprovechó . Sin embargo, pasados ya tantos años, me ha parecido (1) oportuno darlo a conocer públicamente, como así lo hago, incluyendo una transcripción de ese documento y de otros atinentes al mismo asunto -precisamente los que dieron origen a aquellas pruebas y travesía- que he tenido la fortuna de hallar posteriormente(2)