No se podrá decir que al autor le resulte extraño o lejano el asunto tratado en esta obra; difícilmente se hallará una adecuación mayor entre ambos. Los personajes, el medio social al que pertenecen, el escenario en el que actúan, son familiares para Alfonso de Ceballos Escalera, por proximidad debida tanto a su progenie cuanto a la orientación que ha dado a sus estudios. Ello redunda, naturalmente, en beneficio de la calidad del trabajo, al desenvolverse en un campo bien conocido. Muchas generaciones de antepasados le vinculan a Segovia; constituyen, sin duda, un fortísimo lazo para quien posee, como Alfonso, sensibilidad y formación que le permiten comprenderlo y valorarlo. Por eso los temas segovianos le atraen de modo preferente y abundan tanto en su bibliografía, larga ya de más de ochenta títulos. Su tesis doctoral de Historia del Derecho -calificada cum laude por unanimidad del tribunal de la Universidad Complutense-, versó sobre Los Linajes y el gobierno municipal en la Extremadura castellano-leonesa; reincidía en la elección, pues la de licenciatura -titulada El régimen señorial en Segovia y su provincia– trataba igualmente aspectos históricos y jurídicos de la nobleza segoviana. Recordemos también tantos artículos publicados en «Estudios segovianos», en «El Adelantado de Segovia», en el «Boletín de la Sociedad Segoviana de Heráldica y Genealogía», en la revista «Hidalguía», por los que desfilan personajes de aquellas tierras y de aquellos estamentos sociales.
Para su innata inclinación hacia la Historia podemos encontrar causas genéticas y de ambiente: entre sus familiares próximos se cuentan nombres tan ilustres en este campo como los del Marqués de Lozoya o el Conde de Cedillo. Ello da a esta inclinación una especial perspectiva, que contempla la Historia general como una extensión de la historia propia, que es la de sus antepasados y de su ciudad; por eso está centrada en lo regional. Y la tiñe de cierto carácter afectivo -recordemos su estudio El Torreón de Lozoya y sus dueños-, como corresponde a algo personal, que no daña, sino que ayuda, a la veracidad y perfección.
La ALCAIDES, TESOREROS Y OFICIALES DEL ALCÁZAR DE SEGOVIA 7 Real Academia de la Historia ha reconocido el buen hacer de Alfonso de Ceballos Escalera nombrándole su Correspondiente en Segovia. Naturalmente, son las capas sociales superiores las que atraen su atención, porque ellas marcaban y resumían los modos de ser de la época que estudia. La superioridad, el papel social de dirigentes de estas capas, era entonces reconocido por todos; la calificación de nobleza fue mucho más una consecuencia que una causa de esa situación. La superioridad se basaba en la posesión de unos valores que no pertenecían en exclusiva al individuo, sino que eran patrimonio común de todos los miembros del linaje, la estructura que definía el puesto de cada cual en la sociedad. Evidentemente, no se pueden comprender las vidas y acciones de aquellas personas sin conocer a la perfección la estructura social e institucional en que se encuadraban. El conocimiento de los grupos familiares constitutivos de los linajes corresponde al campo de la Genealogía, y el de los emblemas plásticos que los distinguían -necesario para utilizar tantos testimonios monumentales- al de la Heráldica; ambos están muy presentes en la obra de Alfonso. Su producción en estos campos es copiosa y de calidad. Fue uno de los principales impulsores de la Real Academia de Heráldica y Genealogía, de la que ha sido Director, y es actualmente Vice-director. Menéndez Pidal de Navascués de la Real Academia de la Historia