Si bien los oficiales de armas al servicio de reyes y príncipes soberanos ha llamado dese antiguo la atención de los especialistas, no ha sido así respecto de aquellos que sirvieron a los Grandes del reino. En las páginas que siguen, los autores aclaran la cuestión, tanto desde el punto de vista de la doctrina coetánea sobre esta materia, como de los casos conocidos, ilustrando sus asertos con varios apéndices documentales de interés.